viernes, 9 de diciembre de 2022

Calendario de Adviento 2022 Día 8 "Un viaje en taxi"

 La vida nocturna de las ciudades está envuelta en un halo de misterio. En una esquina, una pareja camina lado a lado disfrutando su romance; en la otra esquina, un ladrón espera su oportunidad para asaltar a la feliz pareja. Todos estamos interconectados en este plano al que llamamos vida. Y, algunas veces, esas conexiones nos salvan.

Raquel salió corriendo del restaurante con lagrimas en los ojos. Con lo que alcanzaba a ver, vislumbró un taxi solitario cerca de ella. Fue corriendo hacia él. 

Rodrigo, el conductor del vehículo, estaba dormido cuando Raquel entró de forma muy ruidosa al taxi, por lo que tardó unos momentos en despertar por completo. Cuando lo hizo, le preguntó a su pasajera a donde quería que la llevara y ella respondió, con una mirada triste, que no tenía a ninguna parte a donde ir, que solo condujera por la ciudad. A Rodrigo le pareció una petición muy extraña, pero en cuanto Raquel le dijo que le iba a pagar el monto que el quisiera, se olvidó de todo y empezó el viaje.

Empezaron a dar vueltas a la ciudad sin rumbo fijo, solo pasando de un lugar a otro. Raquel, mientras tanto, estaba observando el paisaje. Las luces de la ciudad llegan a iluminar hasta los rincones más oscuros, ¿serían capaces de iluminar su vida de nuevo? 

Cuando estaba perdida en esos pensamientos, se escucha que llaman a un celular. Era el de Raquel. Al ver quien le estaba llamando, decide ignorarlo. Pero el teléfono vuelve a sonar un par de veces más. Después de la quinta llamada, apaga el celular. Durante todo este tiempo, Rodrigo vió por el espejo retrovisor la mirada de su pasajera, estaba muy triste. Por ser amable, le preguntó si se encontraba bien, sin embargo, Raquel no respondió.

Pasado un buen rato, el conductor le mencionó a Raquel que necesitaba cargar gasolina para si quería continuar su viaje. ella le dijo que lo hiciera y pasaron una gasolinera cercana con una tienda de conveniencia al lado. Al ver la tienda, Raquel tuvo el deseo de visitarla, así que bajó en lo que el taxi quedaba listo.

En la tienda, empezó a pasear por todos los pasillos, sin querer comprar algo concreto, solo viendo los productos con una mirada vacía. Cuando estaba a punto de salir, vio una bolsa de botanas que no había comido desde hace un buen tiempo, desde que era niña para ser más específico, en la playa. Por un simple impulso, la tomó. Luego, tomo un refresco que le gustaba y una manta. Tenía un plan en mente.

Al subir al subir al taxi, le dijo a Rodrigo que la llevara a la playa. Este se volvió a sorprender por la petición tan extraña, y le comentó que la playa estaba muy lejos y les tomaría horas llegar. Raquel le volvió a decir que no se preocupara por el dinero y el tiempo, que le pagaría por todo. Con esto dicho, retomaron el viaje.

Para hacer más ameno el viaje, Rodrigo encendió la radio para poner un poco de música. Gracias a esto, el ambiente se había calmado un poco. Sin embargo, cuando empezó a sonar una canción romántica de hace unos años, Raquel le pidió a Rodrigo que cambiara la estación, que no podía escuchar esa música más tiempo y, en un murmullo apenas audible, dijo que le dolía mucho. 

Haciendo caso de la petición, Rodrigo cambió de estación, solo para terminar en un canal de noticias donde estaban dando una nota urgente: una joven mujer, heredera de una gran compañía, había desaparecido y le pedían a toda la población que estuviera atenta por si la veían. ¡La descripción de la mujer encajaba perfectamente con la de Raquel!

Ante esta revelación, Raquel solo le dijo a Rodrigo que cambiara la estación. Pero él no se iba a quedar tranquilo con eso. Le preguntó por segunda vez si se encontraba bien, a lo que Raquel respondió que si, que estaba bien, que solo quería tomar un tiempo fuera de todo. Con esto, el silenció cayó entre ellos de nuevo mientras continuaban su viaje a la playa.

A medio camino, Rodrigo miró por el espejo retrovisor para ver como se encontraba su pasajera, y encontró que Raquel se había quedado dormida profundamente. Se veía como una niña pequeña que estaba muy cansada del día a día. Además, por la cara que hacía mientras soñaba, no había tenido un descanso apropiado en mucho tiempo.

Cuando estaban a punto de llegar a la playa, Raquel empezó a agitarse y a hablar dormida, al parecer tenía una pesadilla. Se movía en su asiento todo el rato. Antes de despertar grito el nombre "Gustavo". Abrió los ojos, agitada, y miró a su alrededor. Estaba sola en el taxi. 

Se bajó del vehículo y se dio cuenta de que había llegado a su destino, y que Rodrigo estaba afuera esperando a que se despertara. Regresando a la realidad, Raquel le pidió que la acompañara durante un rato mientras estaban en la playa.

El lugar estaba desierto a esas horas, por lo que tenían todo el lugar para ellos. Raquel encontró un buen punto donde sentarse y extendió la manta de la tienda de conveniencia, poniendo la botana y el refresco sobre ella. En ese momento, estaba empezando a salir el sol. Era una vista majestuosa. Gracias a esto, o al calor que le daba el nuevo día, empezó a contar su historia: 

Como Rodrigo había escuchado, Raquel era la heredera de una gran compañía y, como tal, tenía varias responsabilidades con las cuales cumplir. Una de ellas era casarse con alguien de su mismo círculo social a fin de estrechar lazos con esa otra empresa. Por suerte para ella, existía un candidato perfecto: Gustavo. Eran amigos de la infancia y se llevaban muy bien. Él siempre estaba para lo que necesitara. Estaba completamente enamorada y pensaba que iba a ser feliz por el resto de su vida.

Pero, después de un tiempo, se dio cuenta de que no todo era como esperaba. Los desacuerdos eran muy frecuentes y terminaban con ellos no hablando por días. En uno de esos tantos debates, Gustavo le dijo directamente que no la quería, que solo la veía como un escalón para elevar su estatus y siempre había sido así. Esto destrozó completamente a Raquel. Le comentó la situación a su madre, pero ella hizo caso omiso a todo y siguió adelante con el compromiso. 

Justo ese día, era una cena con las dos familias para celebrar el próximo feliz matrimonio. El ver a todos pasar sobre sus sentimientos como si no importaran hizo que Raquel finalmente se rompiera y huyera. Y así habían acabado en esta situación. 

Durante toda la explicación, Rodrigo estuvo escuchando en silencio, procesando cada palabra que salía de la boca de Raquel. Cuando hubo terminado, se sentía más ligera, el simple hecho de contarle a alguien sus problemas le quitó un gran peso de encima. Aunque había sido un poco grosera con el conductor ya que lo conocía hace algunas horas y le soltó algo muy pesado. Tenía que disculparse.

En el momento que iba a hacerlo, Rodrigo empezó a hablar. Le dijo que aunque no la conocía muy bien, por su historia y por su actitud durante el viaje, si podía decir una cosa: era alguien muy fuerte, alguien que puede salir adelante a pesar de las circunstancias. Había resistido mucho y la felicitaba por eso. Ahora, le tocaba a ella elegir el camino que quisiera. No que otros tomaran la decisión, sino que ella misma sea quien dirija sus pasos hacia donde quiera.

Estas palabras llegaron al corazón de Raquel quién empezó a llorar. Con una gran sonrisa en el rostro, agradeció a Rodrigo, quien parecía tener un halo alrededor de su cabeza, pero ella pensó que era una ilusión óptica debido al amanecer. Luego de este intercambio, se quedaron juntos viendo el mar un buen rato.

A mediodía, Rodrigo llevó a Raquel a su casa, quien se bajó como una mujer renovada. De nuevo le agradeció por escuchar sus peticiones egoístas y por las palabras de aliento que le había dado. Y que no se había olvidado del pago que le prometió. Bajó su mirada a su bolsa un momento mientras buscaba su cartera y, cuando la volvió a elevar, el taxi ya no estaba. En su lugar, había una nota: "Tu puedes, Raquel".

La vida y sus misterios. Esos pequeños encuentros que parecen casi mágicos. Todo puede ocurrir en una noche en la ciudad. A lo mejor eres afortunado y te encuentras con el taxi de Rodrigo.  

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