Era un diciembre normal. La familia de Mike se encontraba comiendo con normalidad, pero de un momento a otro, su padre se levantó y se desmayó. Lo bueno es que no se golpeó de gravedad, solo que si le sacó un buen susto a su familia.
Sin embargo, Mike empezó a notar unos cambios en su papá. Normalmente era muy atento y activo. Pero, desde ese desmayó, se encontraba muy disperso y sin energías, pasando casi todo el tiempo en la cama durmiendo.
La mamá de Mike también notó esos cambios, y decidió llevarlo con un doctor. Este, después de examinarlo, no encontró una razón aparente para su condición, por lo que ordenó una serie de estudios para obtener más información.
Así, después de varios estudios, descubrió la razón: el papá de Mike había tenido una gran descompensación de sodio, es decir, su cuerpo no tenía el nivel suficiente de este elemento para funcionar correctamente, todo debido a un medicamento que tomó semanas antes para tratar otra enfermedad. Eso causó el desmayo y la dispersión. La solución era sencilla: internarlo por un día para suministrarle suero y que sus niveles de mineral, lo cual hicieron el mismo día. A partir de esto, comenzó a mejorar.
Aunque, había un problema más apremiante. En uno de los tantos estudios, se detectó que el papá de Mike tenía un pequeño tumor en el pecho, el cual había crecido un milímetro en poco tiempo. Uno puede pensar que un milímetro es poco, pero si se toma en cuenta el corto período en el que creció, era preocupante. Debía ser operado a la brevedad posible.
Solo existía un problema: la operación era muy muy cara. Al ser una zona de mucho cuidado, necesitaban un doctor muy especializado, más los materiales, más la hospitalización que podría durar hasta dos semanas... Y la familia de Mike no tenía el dinero para pagarla. Esto los dejó muy tristes.
Mike fue con una amiga y le explicó la situación. La amiga lo escuchó atentamente y le sugirió una solución: podría hacer una serie de rifas para recaudar dinero, así como solicitar donaciones de buena voluntad. Esto era una estupenda idea. Se fue a contarle a su mamá y entre los dos organizaron todo.
Primero, solicitaron a un amigo de Mike que los apoyara. Esta persona ya tenía experiencia en la realización de sorteos, por lo que le pidieron que les explicara como hacerlos para que todo fuera transparente. Dieron dulces, bolsas, perfumes, hieleras...Gracias a esto, pudieron recaudar una buena cantidad de dinero.
Por otro lado, las donaciones fueron uno de los principales soportes de todo. El papá y la mamá de Mike eran maestros de universidad de hacía años, educando a varias generaciones quienes los recuerdan con mucho cariño. Viendo la situación en la que estaban, comenzaron a donar incluso en especie para los sorteos.
Con esto, en un par de meses pudieron recaudar una gran suma de dinero, lo suficiente para pagar la operación.
Al final, la cirugía tuvo éxito y el papá de Mike se recuperó por completo. Y toda la familia estaba agradecida por la ayuda que habían recibido.
En este mundo, las buenas acciones no quedan impunes. A pesar de que al momento no vemos los resultados de lo que hacemos, siempre hay una manera en que la vida nos lo hace saber.
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