lunes, 5 de diciembre de 2022

Calendario de Adviento 2022 Día 5 "La lágrima de fénix"

Cuenta una antigua leyenda que, en lo más profundo del bosque oscuro, crece una flor conocida como "La lágrima de fénix". Esta flor tenía una propiedad única: podía curar cualquier enfermedad, ya fuera conocida o no. Aunque muchos se han aventurado para encontrarla, nadie lo ha logrado...

Iris es una chica de un pueblo cercano al bosque oscuro. Ahora mismo se encontraba viviendo solo con su madre, ya que su padre y hermano habían ido a trabajar a la ciudad que estaba a dos meses de viaje. 

Iris era muy querida por todos ya que siempre estaba ayudando a quién estuviera en problemas, no importaba de quien se tratara. El pueblo decía que tenía un muy buen corazón.

Un día, repentinamente, la madre de Iris cayó enferma. El médico del pueblo la examinó, pero no pudo determinar la causa. Iris estaba devastada. Viéndola así, el jefe del pueblo le contó en secreto la leyenda de "La lágrima de fénix", pero le advirtió que no la buscara, ya que era muy fácil perderse. Con esa pequeña chispa de esperanza, Iris preparó una mochila y se adentró en el bosque oscuro.

Poco después de entrar al bosque, Iris se dio cuenta a lo que se refería el jefe. ¡Era un laberinto! Mientras más caminaba, más se sentía perdida. Dejó marcas en un árbol para indicar por donde pasaba y saber el camino de regreso a casa, pero era inútil ya que, al parecer, dio vueltas en círculos y terminó en el mismo árbol. A pesar de esto, no se podía rendir, su madre contaba con ella.

Luego de un rato de dar vueltas al bosque, Iris escuchó un llanto apagado. Eso le extrañó y empezó a caminar hacia la fuente del ruido: un pequeño zorro blanco que estaba atrapado en una trampa. Iris sintió pena por él y lo liberó. Al revisarlo, se percató que el zorro tenía una pata lastimada. Buscando en su mochila, encontró una venda para curarlo. 

Cuando terminó el tratamiento, el zorro empezó a saltar de alegría. ¡La herida se había curado! Iris se sintió muy feliz de haberlo podido ayudar. Se despidió de él y empezó a caminar de nuevo por el bosque. Sin embargo, el zorro empezó a seguirla. No importaba lo que Iris dijera, el zorro no se separaba de ella.

Iris notó algo extraño después de unos pasos: el bosque tenía sentido. Había aparecido un camino que la llevaba más y más al interior. Sentía que estaba un poco más cerca de su meta.

En un momento, Iris notó un santuario al lado del camino. Era un edificio sencillo, pero no tenía mantenimiento. Sintiendo un poco de tristeza al verlo, sacó algunas herramientas para limpiarlo. Un par de horas después, el santuario estaba en buenas condiciones. Aunque faltaban algunos detalles aquí y allá, era lo mejor que podía hacer con lo que tenía a la mano. Despidiéndose del lugar, continuó su camino.

A unos metros del santuario, Iris escuchó otro llanto, pero esta vez estaba más cerca. Al voltear su vista, encontró un pequeño niño. Iris le preguntó porque estaba triste y el niño le respondió que estaba jugando en el bosque cuando se separó de su mamá, y tenía demasiado miedo de regresar a casa solo ya que estaba muy oscuro. Iris le dijo que no se preocupara, que ella lo acompañaría a su casa. El niño se alegró mucho y empezaron a caminar juntos.

Un tiempo después, llegaron a una casa al lago de un gran lago. La vista era espectacular. De la nada, el niño empezó a correr en dirección a la casa, tocó la puerta y salió su mamá a recibirlo. El niño estaba llorando de felicidad.

La madre del niño le dijo a Iris que debía recibir una recompensa. Iris dijo que no era necesario, pero la señora insistió. La llevó a la parte trasera de la casa donde tenía un gran jardín. Tomó una de las flores y se la entregó diciéndole que era "La lágrima de fénix". Iris no podía creerlo, ¡había encontrado la cura para su mamá! Pero estaba muy confundida de como ella lo había conseguido mientras que muchas otras personas fracasaron.

La señora le explicó que ella era especial, que tenía un muy buen corazón, y es por eso que se le permitió la entrada al mundo espiritual donde se encontraban. El zorro, el santuario y su hijo eran pruebas que demostraban la valía de la persona y ella las había pasado todas.

Dicho esto, la señora le dijo que llevaría a Iris de regreso a su aldea y, en un parpadeo, estaba en la entrada del bosque oscuro, al lado de su pueblo. Corrió de regreso y le entregó la flor al médico, quien pudo hacer una cura para la mamá de Iris, quien se recuperó por completo al día siguiente.

Agradecida con los espíritus, regresaba cada cierto tiempo al santuario para cuidarlo, deseando que estuvieran felices y tranquilos. Los espíritus, a su vez, colmaron de bendiciones la vida de Iris por el resto de sus días.

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