viernes, 23 de diciembre de 2022

Calendario de Adviento 2022 Día 23 "El regalo perfecto"

¿Existe el regalo perfecto? Creo que todos nos preguntamos eso mínimo una vez en la vida. Tim estaba en ese momento. 

El quería regalarle algo único a su mamá, quién lo había procurado toda su vida. Pero por más que buscaba y veía opciones, ninguna le convencía. Nada tenía ese algo especial que quería.

Sin embargo, un día, mientras caminaba por la calle de regreso a su casa, encontró un objeto que le llamó mucho la atención: era una pequeña esfera de nieve de una madre y un hijo abrazados. ¡Esto era lo que estaba buscando! Representaba todo lo que quería transmitirle a su mamá

Solo existía un problema: era demasiado caro. A pesar de tener algunos ahorros, no era lo suficiente para poder comprarlo. Triste, se fue a su casa. 

Pero esto no significaba que se rindiera. Debe haber alguna manera de juntar dinero rápido para comprarlo. Por lo que tomó la decisión de trabajar. La pregunta era ¿dónde?

La oportunidad se le presentó al día siguiente: había una vacante eventual para repartir periódicos, y la paga, si la ahorraba, le permitiría comprarle el regalo a su mamá. Al momento, se postuló. Le hicieron varias entrevistas y, para su buena suerte, lo seleccionaron.

Su trabajo empezó temprano una semana después, ya que el resto de días lo utilizó para capacitarse. Le dieron su parte de los periódicos y se puso en marcha.

Una hora después, ya había terminado. Le gustó mucho el trabajo, era sencillo de hacer y no le tomaba tanto tiempo como pensaba en un primer momento. Si seguía unos días así, compraría el regalo rápidamente. Con este feliz pensamiento en su cabeza, regresó a su casa.

Luego de dos semanas trabajando, Tim fue despedido sin previo aviso. Solo le dijeron que ya no eran necesarios su servicios. ¿Lo peor de todo? Solo le dieron tres días de pago.

Abatido, emprendió el viaje de regreso. De repente, vio un bolso en el suelo. No había nadie alrededor. Tim lo levantó y miró en su interior. Estaba lleno de dinero. Emocionado, comenzó a correr a la tienda a comprar el regalo.

A medio camino, se detuvo. ¿Esto era lo correcto? El dinero no era suyo. Se sentía como si lo estuviera robando, lo cual le sentó muy mal. Si su mamá se enteraba, se decepcionaría mucho de él. No, no lo usaría. Mejor buscaría al dueño.

Volvió a mirar dentro del bolso y encontró una pequeña tarjeta de identificación, donde estaba anotada una dirección. La conocía, era parte de su ruta de entregas. Así que fue para allá.

Tocó el timbre de la casa y le abrió la puerta una señora mayor. Tim se presentó y le dijo que se había encontrado la bolsa tirada en la calle, que si le pertenecía a ella. La señora le respondió que sí, que se la había encargado a su nieto para que hiciera un deposito en el banco a su nombre, pero fue muy despistado y la perdió sin darse cuenta, así que le alegraba mucho que alguien de buen corazón se la regresara.

La señora se ofreció a darle una recompensa a Tim, pero este no aceptó. Era más que suficiente el haber hecho una acción que pondría feliz a su mamá. A pesar de eso, la señora le quería dar algo para reconocerlo, por lo que le dio una bola de galletas recién horneadas por ella, a las cuales Tim no se pudo negar por más que lo intentara. 

Con la bolsa de galletas en la mano, entró a su casa y fue a ver a su mamá, que descansaba en el sillón. Le entregó las galletas y le contó todo lo que le pasó en el día, incluso lo del regalo que quería comprarle. Aunque se sintió muy triste al principio porque no pudo darle nada, su mamá lo abrazó y lo reconfortó diciendo que le había dado un regalo muy especial: le demostró que era de muy buen corazón, tal y como esperaba. Comieron juntos las galletas mientras se reían.

¿Existe el regalo perfecto? Tal vez si, tal vez no. Todo depende del cristal con que se vea. 

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