miércoles, 6 de diciembre de 2023

Calendario de Adviento 2023 Día 6 "La aventura de la cena mortal - Primera parte"

- ¿A quién dices que vamos a ver? - me preguntó Claire.

- A Herny Blacwood, uno de los hombres más listos del planeta -  respondí.

- ¿Y para eso tenían que mandar una limusina por nosotros?

- Son cosas de gente rica Claire. Hay que darles el gusto de vez en cuando.

- Lo sé. Sólo que siempre me parece tan innecesario cuando podemos llegar por nuestra cuenta - suspiró Claire.

Y tenía razón. La limusina que nos conducía a la casa de campo de campo de Blackwood era demasiado lujosa. Tenía un mini bar, un karaoke ¡e incluso un baño!

Claire y yo teníamos mucha curiosidad por la que un hombre como Henry Blackwood nos estaría convocando. Lo único que hizo fue mandar a su chófer por nosotros y no nos dio la posibilidad de negarnos. Era alguien peligroso si tenía tanto poder.

Después de un largo recorrido en el que Claire y yo nos la pasamos jugando, llegamos a la casa de campo. Era una hermosa mansión de dos pisos, con un gran jardín. A cada lado del camino principal, los arbustos estaban cortados de las formas más extrañas posibles.

- El señor Blackwood es un visionario - nos decía el chófer mientras nos guiaba al interior del edificio - Siempre esta buscando innovar en todo lo que pueda. Estas formas que ven son parte de una nueva colección que ha impulsado en todo el mundo.

- Interesante - respondí. Pero en ese momento Claire me dio un golpe en el costado.

- ¿Puedes dejar de fingir interés? Te ves como un tonto.

- Lo siento, lo siento. El señor Blackwood debe de tener mucho personal para mantener esta casa, ¿verdad?

- Al contrario señor, en esta casa solo están su secretario, la cocinera, el jardinero y el mayordomo principal. Entre ellos han mantenido la casa en este impecable estado.

- Pues todos hacen un excelente trabajo - respondió Claire. Siempre me sorprendía lo sincera que podía ser con sus emociones.

Al subir la escalera, el chófer anunció nuestra llegada y, cuando escuchamos la respuesta, entramos en la habitación. Frente a nosotros, estaba Herny Blackwood.

Tendría unos 40 años, pero el cabello ya estaba lleno de canas (a lo mejor producto de su estrés). Sin embargo, su mirada reflejaba su experiencia y su pericia en los negocios.

- Hola detectives - empezó Henry - ¿Cómo fue su viaje hasta acá?

- Placentero, muchas gracias - dijo Claire. Y que bueno que ella habló primero, porque si fuera por mí, habría dicho que fue muy aburrido.

- Que bueno que les gustó. Es solo una pequeña muestra de gratitud para mis invitados especiales.

- ¿Y a qué hemos sido invitados exactamente?- pregunté.

- Bien, directo al punto. Eso es lo que me gusta. Pero primero, vean esto.

Sacó un sobre de su escritorio y nos lo pasó. En su interior, había varias cartas hechas con recortes de periódicos. En sí, todas decían lo mismo: "Paga o revelaremos tu secreto".

- Como pueden ver, estoy siendo chantajeado. Mandé a analizar las cartas para ver si tenían algo con que descubrir a quien las envía, pero fue en vano. No tenían ni siquiera huellas. Pero estoy seguro que es alguien de mi familia.

- ¿Qué le hace pensar eso? - preguntó Claire.

- Ya verán cuando los conozcan.

- Entiendo - respondí - Pero, para eso necesitamos más información, y la primera es ese secreto. ¿Por qué es tan importante como para pagar el chantaje?

- Le fui infiel a mi esposa - respondió Henry con mucha facilidad - Si esto se llega a descubrir, mi familia se desmoronaría.

- Comprendo. Además, sería un gran escándalo para el mundo si una situación así manchara su buen nombre - dijo Claire - ¿Y a quiénes conoceremos el día de hoy?

- Estarán presentes Marie, mi esposa, John, mi hijo, Beatrice, mi hija, Charles, mi hermano y George, mi secretario.

- Vaya, son muchos sospechosos.

- Y todos tienen motivos. Por eso necesito su ayuda - imploró Henry.

Después de pensarlo un rato, Claire y yo nos miramos directamente. Luego de tantos años de conocernos, era imposible que no supiéramos como pensaba el otro.

- Por supuesto que le ayudaremos - respondí.

- ¡Muchas gracias! Mi chófer los llevara a una habitación para que descansen y puedan prepararse para la cena.

*****

Cuando nos llamaron para la cena, Claire y yo ya nos habíamos cambiado a una vestimenta más formal.

- No es común verte vestido así - me dijo Claire.

- ¿Me veo extraño? - pregunté.

- Para nada, te ves bien.

- Tu también te ves muy bien Claire.

- Por supuesto - respondió guiñando.

En cuanto llegamos a la mesa para la cena, ya estaban todos sentados y, como no podía ser de otra forma, nos vieron con una mirada penetrante. Ya estábamos acostumbrados, así que no les hicimos caso.

- ¿Y esos quiénes son? - preguntó una joven de cabello largo y rizado, lo más seguro es que fuera Beatrice.

- Unos amigos con los que volví a contactar recientemente. Los invité para que podamos compensar por el tiempo perdido.

- Querido, ¿por qué no me avisaste? - dijo una señora muy bien arreglada y de cabello corto. Por como se refirió a Henry, debía ser su esposa, Marie.

- Fue una decisión de último minuto, lo siento.

- Bueno, mientras más mejor, ¿no piensas lo mismo tío? - comentó un joven muy parecido a Henry. Era obvio que tenía que ser su hijo, John.

- Si, claro que si - respondió un hombre con mucha inseguridad. Ese debía ser Charles.

- Por cierto George, ¿te encargaste de lo que te pedí? - le preguntó Henry a un hombre un poco más viejo que él.

- Claro que sí señor, todo fue como lo ordenó.

- Perfecto. Ahora, empecemos con la cena.

Mientras la familia platicaba alegremente, Claire y yo nos dedicamos a analizarlos. Gracias a eso, pudimos hacer un perfil simple de ellos:

Marie es una mujer que sabe cuidarse y mantenerse bella en cada momento. Con muy buenos modales, se nota que fue educada por una familia de clase alta. Aunque si se mostraba muy celosa y posesiva en cuánto se tocaba el tema del amor y su esposo.

Beatrice, por su parte, era como cualquier joven, estaba más enfocada en su celular que en lo que pasaba en la mesa. También, durante el poco tiempo que duró la convivencia, había gastado poco más del suelo de 10 hombres en ropa, accesorios, autos... No tenía control.

John, por otro lado, estaba muy apegado a su padre. A cada cosa que decía, el respondía para incentivarlo a que continuara. Se notaba que quería adularlo para quedarse con la empresa.

Charles no participaba mucho en la conversación. Su inseguridad de mostraba en cada acción que hacía, dudando de como comer los platillos, o que decir en cierta parte de la plática. Era un manojo de nervios andante.

Por último, George estaba siempre compuesto. En su expresión no se notaba ninguna emoción y siempre respondía de manera directa y seca. Representaba el ideal de los secretarios particulares de todo el mundo.

Claire y yo nos sentamos lado a lado, por lo que pudimos comunicarnos de manera sencilla. Pero ninguno de los dos habíamos encontrado nada raro en todos ellos. Eran personas normales, una familia normal. Ninguno tenía un motivo para chantajear a Henry. Además, estaban nadando en dinero. ¿Qué necesidad había para tener más? Algo no estaba bien en todo esto.

Cuando terminó la cena, se nos invitó a pasar a otra sala a tomar un café. Nos sentamos de la siguiente manera: Claire, yo, John, Charles, Beatrice, Marie, Henry y George, quién fue el último en acomodarse por estar sirviendo las tazas. Todos estábamos en un círculo ya que jugaríamos cartas. Pero, poco después de que nos trajeron nuestras tazas, Henry empezó a hablar.

- Se que uno de ustedes me está chantajeando.

Todos se quedaron estupefactos. Claire y yo sabíamos que eso era el peor movimiento que podía hacer en estos casos. Ojalá nos hubiera consultado antes.

- ¡Imposible! - respondió John.

- ¡Por supuesto padre! - dijo Beatrice - ¿Que razón tendríamos para hacerlo?

- No me vengan con esas - dijo Henry enojado - Me tienen rencor por poner trabas en sus vidas. Pero, si no lo hubiera hecho, no estarían aquí en este momento. Me deberían estar agradecidos.

- ¡Eso no es cierto! - gritó Marie - Si no hubieras puesto esos obstáculos, seríamos felices.

- Para nada, sé lo que es bueno para ustedes. Por eso, ya he decidido su futuro.

- Hermano, ¿no podrías reconsiderar? - preguntó Charles.

- Nunca. No voy a confiar en ninguno de ustedes.

Sin embargo, en ese momento se escuchó el sonido de una taza romperse. Volteamos hacía la dirección del sonido y vimos que George se estaba agarrando la garganta, buscando aire. Claire y yo saltamos a su lado para ayudarlo, pero era demasiado tarde. George había muerto.

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