Claudia abrió los ojos y vio que estaba en una habitación muy extraña. Por un lado, estaba sentada en un cómodo sofá rojo, con una mesa de té a su lado derecho, por otro, las paredes eran un collage de todos los colores posibles de papel tapiz. Sin embargo, lo más raro era la persona (si es que podía llamarse así) frente a ella.
Estaba completamente vestido de blanco, con rasgos masculinos como su rostro y cuerpo, pero en su espalda tenía unas alas de color negro y sus ojos no tenían pupilas. Sin embargo, algo de su rostro la calmaba. Como si fuera la tranquilidad personificada. Se le quedó viendo un rato hasta que volvió en sí y le preguntó quien era y donde estaba.
El ser, al escuchar eso, se presentó como Nyz, y le regresó la pregunta: ¿qué era lo último que recordaba? Claudia dijo que no se acordaba de nada, que no sabía como había llegado ahí... En eso, un intenso dolor de cabeza la asalto y empezó a recordar algunas cosas: el estar parada al borde de un puente, y dar un paso...
Con esto, Claudia supo lo que había pasado: estaba muerta. Nyz asintió y le dio la bienvenida al reino entre mundos, un lugar que se encuentra entre la vida y el más allá. Antes de poder pasar a la siguiente etapa, la cual podía ser reencarnar en otro mundo, en su mismo mundo, o ir a descansar a un paraíso por toda la eternidad, debía pasar por una pequeña revisión de antecedentes. Dicho esto, sacó un expediente y lo revisó muy cuidadosamente.
Cuando terminó, Nyz se quedó callado mucho tiempo. Claudia se impacientó un poco y le preguntó que era lo que había visto. Él le respondió que su caso era algo especial. Por lo que había leído en su perfil, su vida estuvo llena de arrepentimientos y asuntos no resueltos. En ese estado, no podía ir a ninguna parte. Pero tampoco se podía quedar en el reino entre mundos por siempre, ya que solo es un lugar de paso. No sabía que debía hacer.
Justo en ese momento, se escucha una voz que dice que ella se encargará de todo. Luego de un pequeño destello, en la habitación aparece otro ser muy parecido a Nyz, solo que tenía rasgos más femeninos y sus alas eran de color café claro, las cuales combinaban con sus ojos. Se presentó como Lyr, la jefa de la agencia de almas.
Nyz empezó a reír por la idea tan descabellada. ¿La agencia de almas? Claudia no saldría nunca de ahí. Pero de ser problema suyo a ser problema de otro... Mejor que Lyr se encargara de todo. Con un chasquido de sus dedos, la habitación se transformó y él desapareció.
Claudia ahora se encontraba en una típica oficina, con su escritorio, estanterías, ventilador y una ventana que daba a un hermoso jardín. Totalmente diferente a la primera habitación.
Lyr estaba muy feliz. Ahora tendría otra agente para su equipo. Sin embargo, Claudia dijo que aún no había aceptado el trabajo. Apenas había asimilado (a medias) que estaba muerta, ¿y ahora tenía que trabajar en una agencia? Le respondió que no trabajaría para ella a menos que le explicara la situación completa.
Entendiendo sus preocupaciones, Lyr empezó con la explicación: la agencia de almas es un pequeño departamento del reino entre mundo que se encarga de ayudar a las almas que tengan algún remordimiento a pasar a la siguiente etapa. Por lo general, las personas pueden resolver sus conflictos por ellas mismas. Sin embargo, existen casos especiales en que el resentimiento es tan grande que sobrepasa las capacidades humanas. Esto afecta el balance entre la bondad y la maldad en el mundo. Y es ahí cuando entran en acción, para mantener el equilibrio. El procedimiento lo entenderá una vez en el campo.
Claudia seguía sin estar de acuerdo con la idea de entrar a ese equipo. Así que Lyr le dijo algo más: mientras más trabajara destruyendo los resentimientos de las personas, era muy posible que pudiera curar los propios y, de esta manera, continuar a la siguiente etapa. Con algo de dudas, pero un poco de esperanza, Claudia aceptó el trabajo.
Lyr la llevó a la oficina siguiente y le presentó al otro miembro de la agencia: Michael. El joven de cabello negro y aguda mirada solo le dio un vistazo rápido y volvió a cerrar los ojos. Claudia se molestó mucho. Era su primer encuentro y ya le caía mal.
Lyr, buscando mediar en la situación, le pidió a Michael que se encargara de enseñarle todo a Claudia, ya que era el mejor (y único) miembro del equipo activo. Para eso, le entrega su misión: ayudar a un maestro con una masiva cantidad de resentimiento.
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