sábado, 16 de diciembre de 2023

Calendario de Adviento 2023 Día 16 "El Viajero - Un recuerdo y la medicina"

 Meses después del incidente en el pueblo de Heaven, Ronin se encontraba vagando por las Montañas de Tel, el lugar más frío de toda la región. Sus provisiones se habían acabado hace días, pero no eso no lo detuvo, tenía una misión que cumplir, un lugar al que llegar... Ese fue su último pensamiento antes de caer rendido en mitad de la nada.

Estaba muy cansado, y la tormenta de nieve no ayudaba en nada, por lo que quiso tomar una pequeña siesta... Cuando abrió los ojos, se encontró que estaba en un lugar muy conocido: su casa. Ya sabía lo que pasaba. Estaba muriendo, y comenzó a ver su vida antes de irse. Bueno, pensó, al menos tendría algo feliz antes de despedirse.

De esta manera, desfilaron ante él los momentos más importantes de su vida: escuchar la historia de su hogar, el valle de Bran, un lugar oculto del mundo donde los mejores guerreros se retiraron para vivir en paz; jugar con su madre a la pelota y aprender a cocinar y bordar de ella, mientras que de su padre aprendió el arte de la espada que se pasaba de generación en generación. Poco a poco, fue perfeccionando su técnica, llegando a estar al nivel de los mejores.

Luego de esto, otro grupo de recuerdos: el nacimiento de su hermana, Kiara. Desde el momento que posó sus ojos en ella, y le devolvió una sonrisa, juró que la protegería de todo mal. Aunque, ¿que mal podría haber en este pacífico valle? Sus siguientes memorias son de él pasando el tiempo con Kiara.

Pero, justo ahí, llegó a la parte que quisiera olvidar a toda costa: el desastre. Debido a un ataque total al valle, su casa fue incendiada, dejando su rostro marcado de por vida. Y eso se lo debía a su madre, quien dio su vida para protegerlo. Por otro lado, su padre tomó a Kiara y se la llevó con él y los atacantes. No podía perdonarlo, ¿cómo ese hombre tan honorable y valiente se pudo aliar con un grupo de maleantes? Y lo peor, ¿por qué su rostro no mostró ningún remordimiento con la muerte de su esposa y la casi pérdida de su hijo?

Ronin no podía perdonar eso, nunca lo perdonaría. Cuando el caos se hubo calmado, vio que todo a su alrededor estaba destruido. No había sobrevivido nadie más que él. Lleno de enojo, dio un grito al cielo, jurando encontrar a su padre y hacerle pagar por lo que había hecho. De esta manera, comenzó su largo viaje.

Justo en ese momento, lanzó un grito y se despertó de su sueño. ¿No había muerto? Miro a los lados y descubrió que estaba en una cabaña de madera firme, que impedía que el calor de la chimenea escapara fácilmente. Intentó levantarse y sintió un dolor que lo volvió a tumbar. Cuando observó su cuerpo, se sorprendió al verlo lleno de vendajes y plantas medicinales. ¿Pero quién...?

De repente, se escuchó el sonido de una puerta abrirse. Por instinto, buscó su espada, pero no logró mucho debido al dolor. En cambio, se limitó a observar a la persona que había entrado. Era una joven alta de cabello rubio con una chamarra de color blanco. Al verlo, se acercó corriendo a él y le empezó a preguntar como se sentía. Ronin, antes de contestar cualquier otra pregunta, le pidió una explicación de como había acabado ahí.

La joven, al oír esto, se disculpó por su rudeza y se presentó como Amy, una doctora. Y lo que había pasado es que en uno de sus recorridos por la montaña buscando algunas plantas medicinales exóticas, se topó con el cuerpo de Ronin. Al revisar que todavía tenía signos vitales, lo colocó en su trineo y lo trajo a su laboratorio para cuidarlo. De esto, ya había pasado un par de días.

Después de escuchar la historia, fue el turno de Ronin de disculparse por su forma de actuar tan grosera y le agradeció por salvarle la vida. No solo eso, le dijo que debía ser el destino que lo encontrara porque la estaba buscando. Necesitaba su ayuda.

Ronin empezó a explicar que había llegado a la montaña buscando a una doctora capaz de crear cualquier medicina con tan solo unos pocos ingredientes. Durante su viaje a la capital, se cruzó con una familia que estaba siendo atacada por unos bandidos. Luego de ahuyentarlos, la familia lo invitó quedarse con ellos durante un tiempo para mostrar su agradecimiento. Sin un céntimo en su cartera, aceptó.

Ahí pasó unos días, ayudando con las tareas del hogar y enseñando un poco el manejo de la espada a los hijos de la familia. Pero, un día, la hija mayor enfermó de gravedad. El padre fue a buscar al doctor del pueblo, sin embargo, después de examinarla, dijo que no había nada que pudiera hacer por ella. Que necesitaba una medicina muy fuerte que solo podía hacer una persona, solo que estaba en un lugar inaccesible. Buscando pagar todas las cosas buenas que le habían dado, les dijo que el buscaría a esa persona. Así es como llegamos a este punto.

Amy, al escuchar su historia, le dijo que no tenían tiempo que perder. Que le dijera los síntomas que tenía la niña. Luego de escucharlo, le dijo a Ronin que conocía el remedio para curarla, pero que no podía hacerlo. Lo que pasaba es que un grupo de bandidos la había despojado de una mochila donde guardaba todos sus instrumentos para sintetizar la medicina. Sabía donde estaba su escondite, solo que no tenía la fuerza ni las armas para enfrentarlos.

Ahora fue Ronin quien dijo que no tenían tiempo que perder, levantándose (aunque se quejó del dolor) y tomando su espada. Le pidió que lo guiara a la base y él se encargaría del resto. Amy, dudando por el estado en el que estaba, no aceptó al primer momento. No guiaría a un hombre a su muerte cuando lo que buscaba era salvarlos. Sin embargo, recordó a la niña y cambió de opinión.

Caminaron unos 3 kilometros (para este momento, la tormenta de nieve ya se había calmado lo suficiente) y llegaron a la guarida de los ladrones. De inmediato, Ronin le dijo a Amy que se escondiera y que no saliera bajo ninguna circunstancia. Una vez hecho esto, se acercó a la entrada de la base y gritó a todo pulmón que regresaran todo lo robado.

De repente, de todos lados, empezaron a salir unas personas vestidas completamente de negro, con solo los ojos visibles y empezaron a atacar a Ronin. Esos ataques coordinados hubieran sido la perdición de cualquiera, pero no la de él. Los esquivó con mucha facilidad a la vez que los iba noqueando cuando se acercaban a él.

Luego de unos minutos, la mayoría de los miembros de la banda estaban en el suelo, mientras que el resto tenía miedo de acercarse. En este momento, salió el jefe de la base. Al verlo, Ronin se sorprendió: ¡era uno de los atacantes del Valle! Su rostro lo tenía fresco debido a su experiencia cercana a la muerte. Lleno de ira, desenvaino su espada y empezó a atacarlo.

El jefe, por su lado, ni se inmutó, y se defendió por completo de sus ataques. Después de una pequeña ráfaga, lo felicitó por su valentía y le dijo que en verdad era el hijo de su padre. Eso le molestó más que nada, y volvió a comenzar su carga. Sin embargo, el jefe sabía lo que haría y con tan solo tres golpes, lo dejó en el suelo.

De nuevo en ese estado entre la vida y la muerte, recordó unas palabras de su padre, sobre no dejarse llevar por las emociones ya que la espada lo siente, y no podrá pelear con toda su fuerza. Lo mejor es mantenerse calmados ante cualquier situación. Solo así ganaría.

Odiando a la persona que le dio ese consejo, pero sabiendo que tenía razón, volvió a ponerse de pie y serenó la mente. Una vez calmado, sus ataques fueron más poderosos y certeros. En tan solo dos minutos, derrotó al jefe sin noquearlo. Tenía algunas preguntas que hacerle.

Poco después, recuperaron la bolsa de Amy, lo que le permitió hacer la medicina para la niña. Ronin se despidió de ella, agradeciendo todo lo que había hecho por ella y le dijo que si necesitaba su ayuda, podía contar con él. Amy, por otro lado, le preguntó porque se había arriesgado tanto por una niña desconocida, no creía que solo fuera por la bondad de su familia. Él se volteó y le dijo "es un secreto", mientras se perdía en la nieve.

Regresó lo más rápido que le permitió su cuerpo a la aldea, entregando la medicina justo a tiempo para que la niña se recuperara. Felices, la familia le dijo que podía quedarse el tiempo que necesitara. Y les volvió a tomar la palabra, ya que necesitaba recuperar sus energías. 

Así que se fue a la cama y, antes de dormir (como hacía todas las noches), sacó un pequeño collar que mantenía oculto de todos y lo abrió, mostrando en su interior una foto de él y Kiara, quien se parecía mucho a la hija mayor. Deseándole buenas noches, cerró los ojos mientras pensaba en como usaría la información que había obtenido del jefe bandido para encontrar a su padre.

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