lunes, 18 de diciembre de 2023

Calendario de Adviento 2023 Día 18 "La aventura del signo del gato parte 4 - En el bajo mundo"

 Claire POV

- ¿Por qué tiene que ser así? - me pregunté mientras iba en camino a la estación de policía.

Acababa de dejar nuestra oficina para llevar los archivos originales del caso de "El gato fantasma" a nuestros amigos en la comisaría. Así que, para matar el tiempo, me puse a analizar otra vez el caso. Pero lo que más me tenía pensativa era la actitud de mi compañero.

El que hubiera vigilado a la familia, las cartas... Es mucho trabajo. Sin embargo, él lo había hecho sin dudar, viendo por el bien de la familia. ¿Por qué? ¿Tan solo por un error? ¿O por el respeto que le tenía a ese inteligente agente?

No me gustaba que me guardara secretos. Nos conocemos desde hace mucho tiempo y, al parecer, no he logrado más que rascar la superficie de todo lo que se encuentra detrás de su máscara de lógica. Por ejemplo, nunca habla de su familia, ¿les habrá pasado algo...?

No pude terminar ese pensamiento ya que llegué a la comisaría. Entré directamente a la oficina del equipo especial y entregué los documentos a Marco, Karla y Rosa.

- Muchas gracias Claire - me dijo Karla - Ahora, podemos tener la información suficiente para poder crear un perfil del secuestrador.

- De nada. Estoy encantada de ayudar. Por cierto, ¿ha habido algún avance sobre lo que hablamos más temprano?

- ¿Sobre los agentes del caso original? - me respondió Marco - La mayoría de ellos se han retirado o fueron transferidos fuera del país. Aún así, estamos recopilando información de cada uno de ellos. Con los hijos del jefe perdidos, no podemos ser descuidados.

- Tienes razón - dije. Pero, recordando un poco mis preocupaciones anteriores, les hice otra pregunta - Este... no tiene nada que ver con el caso, ¿me podrían contar como conocieron a mi compañero?

Los tres se me quedaron viendo extrañados.

- ¿Nunca te lo ha contado? - cuestionó Rosa

- La verdad es que no. Hoy es la primera vez que sé que son conocidos de él

- Típico de él. Sigue escondiendo sus motivos hasta el último momento.

- No creo que cambie nunca - completó Marco

- Para nada - concluyó Karla - Bueno, te diré la versión corta: cuando nos encontramos por primera vez, era el principal sospechoso de un crimen. Todas las pruebas apuntaban hacía él. No tenía salvación. Aún así, derrumbó el caso con unas solas palabras y encontró al verdadero culpable después de escuchar y ver las pruebas.

- Si, eso es algo que haría. Y de seguro se burló de ustedes por no hacer un buen trabajo.

- Al contrario. Nos felicitó por una carpeta tan bien armada. Vio la dedicación que se le había puesto a todo a pesar de estar mal.

Eso era algo nuevo. No lo veo haciendo eso nunca. ¿A lo mejor cambió entre ese caso y cuando lo conocí?

- Bueno, creo que ya les quité el tiempo suficiente. Estamos en contacto por cualquier otro descubrimiento.

Con esas palabras, me despedí y me puse en camino al bajo mundo.

*****

El bajo mundo era, para decirlo en una palabra, una madriguera. Ahí, ponían su negocio las personas que buscaban ganar dinero de maneras "alternativas". Si existía algo que la ley y la justicia impedían, de seguro lo podrías encontrar aquí.

Además, literalmente, era un bajo mundo. Para acceder a él, tienes que tener una contraseña, además de bajar por un elevador un mínimo de 5 pisos. Luego, pasar un cuidadoso registro de pies a cabeza. Y, después de todo eso, se te ponía una pulsera con un rastreador. Así, quedaba registrado cada uno de tus movimientos. Estos niveles de seguridad serían la envidia de cualquier servicio secreto.

A pesar su nombre, el bajo mundo estaba muy bien cuidado. Los pasillos estaban relucientes y los negocios impecables. Al fin y al cabo, tenían que dar una buena impresión a los clientes.

Después de recorrer un poco el lugar, llegué a mi destino: Bar La Maleta. No creo que sea necesario explicar el porque del nombre. Entré y pedí un vino rosado con un toque de rojo. El cantinero, al escuchar mi orden, hizo sonar una campana, a la cual le siguió un agente de seguridad armado hasta los dientes, que me guió hasta la persona que quería ver: Harry El Gordo.

Como habíamos platicado antes, su nombre era Harry el Flaco y pertenecía a la gran mafia de los Empresarios, la cual era la encargada de un 80 % del negocio. Poco a poco, fue escalando (al eliminar a su competencia) hasta llegar a ser líder. Ebrio de poder, se desencadeno un gran ataque de hambre, por lo que aumentó considerablemente de peso y, con él, su nombre.

- Bueno, bueno, bueno - empezó a decir Harry con su tono grave - ¿Qué es lo que nos ha traído el conejo blanco?

- No te hagas el tonto Harry - le dije - Sabes quién soy

- Por supuesto que si, detective Claire. Tengo que mantener vigiladas a las personas que suponen un riesgo a mi negocio legítimo. ¿Qué te trae por este lugar? ¿Acaso quieres trabajar para mí? Siempre tengo un lugar abierto para alguien... con tus cualidades.

- Olvídalo. Me encanta el trabajo que tengo. Y es por eso mismo que vine aquí. Necesito información sobre un antiguo empleador de su mafia: "El gato fantasma".

Al escuchar el nombre, Harry se puso tenso.

- ¿Ese muerto que tiene que ver en todo?

- No está muerto, ha regresado. Y ha secuestrado a los hijos del jefe de la policía.

Harry ahora empezó a reír.

- Ese maldito jajaja. ¿Quién hubiera pensado que tendría la valentía para hacer eso?

- ¿Crees que sea él?

- Así no funcionan las cosas aquí niña - comentó Harry - Aquí nos basamos en tratos. ¿Qué tienes para ofrecer?

- Pues... en primer lugar, no revelar donde están tus cuentas más importantes, ni los nombres de tus clientes más famosos.

Otra vez Harry se puso tenso, y enojado. Con un movimiento de su mano, los agentes de seguridad apuntaron sus armas en mi dirección.

- No te quieras pasar de lista niña - dijo

- Para nada Harry - respondí - pero, debes de tener en cuenta que sí me matas, toda la información que descubrí será enviada a mi compañero y a la policía.

- Es imposible. El bajo mundo está protegido de manera que no pueda salir ninguna comunicación.

- Ninguna, excepto esta pulsera. No debieron dejarla conmigo. Tuve el tiempo suficiente para modificarla y que pueda mandar mensajes sencillos, en código morse.

Harry, aceptando que estaba atrapado, hizo otra seña y sus esbirros guardaron las armas. En cambio, me entregó una carpeta algo vieja.

- Toma esto y vete niña. Pero recuerda mis palabras. Nadie se pasa de listo con Harry y sobrevive.

- Nadie excepto yo - tomé la carpeta y salí del bajo mundo. 

Ahora, solo quedaba regresar a la oficina y revisar la información de Harry y ver si mi compañero había podido descifrar el código de la carta.

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