Como paso las dos noches anteriores, los dioses llamaron a sus protegidos, para realizar la tercera prueba, la prueba del corazón. En lo que parecía una prueba simple, pero era la que más peso tenia de las tres; tenían que hacer un acto de corazón en alguna de las siguientes categorías: amor, familia, amistad y libertad.
Como siempre, Ernesto se rebeló y todos lo detuvieron a tiempo, este fue su último arrebato, ya que lo mandaron de nuevo a su casa. Quedaron tres; Elizabeth eligió la familia, Arturo la amistad y Adeline el amor, con sus tareas asignadas, les concedieron de nuevo un poco de su poder para hacer lo que quisieran.
Quien paso primero fue Arturo, que, como acto de corazón, eligió un problema típico, amigos que pelearon entre ellos y ya no se quieren hablar. Para esto, hace que uno de ellos se ponga en una situación de peligro para que él otro lo salve, pero pasa lo peor, ya que ambos mueren en esa situación, por lo que los dioses los reviven y lo echan del Olimpo.
Elizabeth eligió otro caso típico de la familia, que es cuando los padres se quieren separar, por lo que hace lo mismo, crea una situación de peligro para los hijos, pero; al igual que el anterior caso, todos murieron, por lo que los dioses los revivieron y la sacan del Olimpo.
Sólo quedaba Adeline, pero tenia que probar que era digna del poder, eligió un caso que es típico en cada pareja, la separación. Pero lo que hizo con todo su poder fue una sola cosa: nada. Sabía que los dioses al darle poder, querían que hicieran un acto de conciencia, una reflexión, que el verdadero corazón no obra por obrar, sino que, pase lo que pase, no intervenir. Con esto, Adeline gano la prueba y se convirtió en diosa.
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