Llegaron a un pueblo, rentaron unos caballos y se fueron a todo galope a las puertas del reino de Carolina.
Arribaron a tiempo, porque Catalina había empezado el ataque. El muro estaba casi destrozado por las flechas en llamas y bombas. Los guardias resisten los ataques, pero son derrotados al poco tiempo.
-¿Cómo detendremos a Catalina?-pregunto Carlos
-Como siempre hemos detenido a los malos: unidos-contesto Rodrigo
-Entonces, contra ellos-dijo Saira desenfundando la espada
Cabalgaron hasta los arqueros, a quienes derrotaron no sin recibir heridas. Continuaron peleando a nivel de tierra contra los asesinos de la sociedad. Estos estaban más entrenados. Los lastimaron varias veces con la flecha y con la espada. Se acercaban poco a poco a donde estaba Catalina. La vieron elevarse sobre los demás con su arma máxima, un cañón triple: disparaba tres balas al mismo tiempo.
-Nunca me detendrán-dijo
-Eso no es un arma que digamos "definitiva"-dijo Sebastian
-No lo es, el arma definitiva es el miedo que esto provoca a la gente. A través del miedo es como se controla a la gente, esa si es un arma.
-Pero nosotros combatimos al miedo, nosotros damos esperanza.
-Por eso seran destruidos-y apunto el arma hacia ellos
Perdón por lo corto, pero pienso terminar la historia mañana.
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