Ronin cerró los ojos dentro de la cueva y se sumergió en sus recuerdos.
Cuando aún el valle de Bran estaba lleno de vida, había otro lugar con el que tenía mucho contacto. La aldea Dem. Tenían un estilo de vida similar a los suyos. Eran guerreros. Pero tenían un entrenamiento diferente.
Si en Bran trabajaban con la luz y de frente, en Dem trabajaban en las sombras. Se encargaban de realizar espionaje y ataques furtivos para eliminar amenazas antes de que se convirtieran en problemas. Era un trabajo que si o si se tenía que hacer para mantener la paz.
Cada cierto tiempo, se realizaba un torneo entre los jóvenes de ambos pueblos para pulir sus habilidades. Es decir, era tanto una competencia como una forma de conocer las tácticas del que podría ser su enemigo. Así, se aseguraban de no traicionarse.
Ronin participó varios años en este torneo, siendo el ganador indiscutible. Pero, hubo una vez que casi perdía. Un enfrentamiento con una joven lo puso en problemas, y tuvo que crear un nuevo ataque durante su pelea para poder ganar. Esa joven se llamaba...
***
Ronin recordó todo de golpe. Sabía a quien se estaba enfrentando. Y justo a tiempo. Oyó pasos cerca de su escondite. Tenía que salir rápido de ahí para poder sobrevivir. Ahora, tenía las herramientas para ganar.
Salió corriendo del escondite y se volvió a dirigir al claro, esquivando todos los ataques de la Asesina. Después de recibirlos durante un buen rato, ya sabía de donde venían y como sortearlos. No era tan difícil como lo era en un principio. Una vez en el claro, tomó la misma posición que la Asesina y espero su llegada.
Segundos después, ahí estaba su enemiga. Volvió a desenfundar su espada y la vio directo a los ojos. Ahora, la podía reconocer. Era Eli, la oponente que hace tantos años casi lo derrota en aquel torneo. ¿Cómo es que la había olvidado? Puede que el trauma de ver todo Bran arder haya sido demasiado...
Ahora eso no importaba. Le dirigió la palabra y le dijo lo mucho que le gustaba saber de ella. Habían entrenado muy duro en aquel entonces para este momento. Para cuando se encontraran cara a cara en el mundo exterior. Tenían que hacer honor a sus maestros y darlo todo.
Eli no le respondió. Se lanzó de frente a atacarlo. Sin embargo, Ronin estaba más que listo. Empezó a desviar sus ataques de dagas con la espada. Incluso algunos dardos que eran difíciles de ver los pudo esquivar por poco. Trampas, engaños. No estaban funcionando. Ahora, quien tenía la ventaja era él.
Pero no le duró mucho tiempo. Eli empezó a ser más agresiva y contundente. Estaba apuntando a los puntos vitales. Ronin podía defenderse por muy poco. Un error y sería su fin.
Pronto, se vio acorralado contra el claro. Por un lado tenía agua y por el otro a alguien dispuesto a matarlo. Arrinconado, tuvo que pensar rápido. Y recordó la técnica que inventó en ese momento. Sabía que si lo volvía a intentar, Eli la detendría. Tenía que tomarla por sorpresa.
De esta manera, Ronin lanzó su último ataque. Corrió de frente hacia Eli. Metros antes de alcanzarla, lanzó su espada al aire y siguió corriendo. Si bien la tomó por sorpresa, solo fue un segundo. Ella sabía lo que intentaba hacer. Así le había ganado hace tantos años: desvía su atención con la espada mientras le da un golpe en la nuca, para luego volver a tomar la espada y ponerla contra su cuello.
Evitó el ataque frontal de Ronin y desvió la espada. Así, no tendría con que defenderse. Eli volvió al ataque. Lo que no esperaba es que Ronin hubiera preparado una trampa.
Tomó una de las redes que estaba en el suelo y se la lanzó a Eli. Luego, cuando ella la cortó para evitar que la atrapara, tomó dos de las dagas que tenía al alcance y se puso tras ella, colocando una sobre su garganta y otra en su vientre.
Eli estaba preparada para dar su vida si eso significaba acabar con él. Sin embargo, fue noqueda antes de que pudiera hacer algo.
Ronin había vuelto a ganar.
***
Ronin aprovechó el tiempo y la ató de manos y pies. Aunque tuvo la oportunidad de escapar, no lo hizo. Necesitaba respuestas. Así que preparó un fuego y cazó un poco en el bosque para preparar la comida, esperando que Eli se despertara.
Tuvieron que pasar un par de horas para eso sucediera. Cuando recobró la conciencia, Eli forcejeó desesperadamente para liberarse, sin ningún éxito. Ronin le dijo que no se esforzara de más. Que la liberaría, pero tenía que escuchar su historia. ¿Por qué había ido tras él? Sabía el tipo de persona que eran las personas que vivían en Bran. No tenía sentido.
Eli empezó a reír. ¿El tipo de personas que vivían en Bran? Eran unos monstruos. Empezó a contar su historia.
Por lo que dijo, Dem fue atacado por varias personas que usaban las armas y armaduras del valle de Bran, acabando con todos los habitantes del lugar. Toda su familia fue masacrada después de que lograron esconderla en una habitación oculta de la casa. Cuando logró salir, solo se encontró con muerte y destrucción. Y la marca de Bran por todas partes.
Fue al valle a buscar algún tipo de respuesta, pero lo encontró destruido. Sin rumbo, se dirigió a las grandes ciudades para ganar algo de dinero. Usando sus habilidades, se convirtió en la Asesina. Si bien no le gustaba el apodo, era la mejor mercadotecnia que podía hacer.
Hace unos meses, vio que habían puesto una recompensa por un espadachín despiadado. Cuando vio el retrato hablado, creyó reconocer a aquel joven con el que luchó hace tiempo. Preguntó por las maldades que había cometido. La lista parecía interminable.
Así que Eli dedujó lo siguiente: ese espadachín se convirtió en alguien malvado y acabó con cualquiera que se le interpusiera en su camino. Por eso Dem y Bran fueron destruidos. Para que no fueran un estorbo en su plan. Llena de ira, aceptó el trabajo de matar a Ronin.
Ronin escuchó todo esto con tranquilidad. Parece que quien sea que lo quiera inculpar ha trabajado muy duro.
Eli siguió peleando para liberarse. Así que Ronin, para evitar que se lastime, le soltó las ataduras. A ella le pareció extraño. Él le respondió que como ya escuchó su historia, cumplió su promesa. Y la dejó ir. No iba a matarla. Si quería atacarlo, que lo hiciera, pero que antes, oyera lo que tenía que decir. Puede que no le crea, pero lo que le iba a contar es la verdad.
De esta manera, Ronin le contó todo lo que le pasó al valle de Bran. La historia de su vida desde la destrucción de su pueblo y como ha estado buscando a su padre por venganza y para recuperar a su hermana Kiara. Sobre todo, le contó de aquellas personas que fueron cercanas a su padre y los actos atroces que habían cometido.
Al final, Ronin solo alcanzó a decir que se imaginaba lo que había pasado con Dem. Su padre, temiendo el poder de los guerreros de la sombras, ordenó un ataque para exterminarlos. Era la única explicación que se le ocurría. Pero todavía había muchas preguntas, siendo la principal ¿por qué ha hecho todo esto? No tiene ningún sentido.
Eli escuchó atentamente. Y, por su entrenamiento, supo que lo que había dicho Ronin era la verdad. Después del relato, solo que quedaron en silencio, tomando ocasionalmente un poco de comida.
En aquella noche, dos huérfanos y compañeros de entrenamiento se volvieron a reunir, con todo el peso de sus pasados en los hombros.
***
Luego de una larga noche de descanso, Ronin se despidió de Eli. Ahora que conocía la verdad, estaba seguro de que su vida ya no corría peligro.
Le dio la espalda. Pero, ella le gritó que se detuviera. Ronin volteó y vio que Eli estaba agachada, y lágrimas caían de sus ojos. Se estaba disculpando por todo. Y lloraba por todo lo que habían perdido. Había estado equivocada toda su vida y lo sentía.
Ronin se acercó a ella y le acarició la cabeza. Le dijo que, si bien no podía olvidar el pasado, tenía que caminar hacia el futuro. Que ahora su vida le pertenecía. Que estaba libre de aquellos sentimientos que la habían conducido por un camino autodestructivo. No decía que dejara de matar gente, pero si que no creyera todo lo que le dijeran.
Ronin volvió a empezar a caminar, alejándose de Eli y dirigiéndose a su próximo destino.
Eli, por su parte, también tenía un destino en mente: ayudar a Ronin a encontrar a su padre. Al fin, pondría sus habilidades al servicio de un bien mayor, justo como se lo había prometido a su familia.
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