Rick Taylor solo tenía un deseo: que hubiera un tesoro que recuperar que no pusiera en peligro al mundo. Pero, con las diferentes aventuras que había tenido a lo largo de su vida, le parecía imposible.
Recientemente, había encontrado el tesoro del barco "La flor de la mañana", había rastreado el paradero de el "collar del fénix" y descubierto el lugar de descanso eterno del "tesoro de Tukcel", a la vez que detenía a rivales y organizaciones malvadas de poner sus sucias garras en aquellos valiosos objetos.
Pero ahora, la apuesta era más grande que nunca... Tenía que salvar una vida.
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Mientras estaba revisando algunos documentos que encontró en una librería de segunda mano, Rick recibió una llamada de un número desconocido. Por lo general, no responde a ese tipo de notificaciones, pero su instinto le decía que era algo importante, así que respondió a la llamada.
Al otro lado, escuchó una voz masculina que se presentó como el doctor Hernández, quién le dijo que le hablaba de parte de Krystal, ya que lo tenía marcado como contacto de emergencia. Rick se puso tenso al momento pero, con voz relajada, le preguntó al doctor si le había pasado algo a su amiga. El doctor se quedó en silencio unos momentos y le contesto que no sabían, pero que Krystal estaba muy grave.
Fue lo único que necesitó Rick. Dejó de lado su investigación y fue de inmediato al hospital donde estaban atendiendo a Krystal. La última vez que supo de ella le dijo que estaba a punto de descubrir una maravilla arqueológica que cambiaría al mundo. En ese momento, solo espero que se tratara de algo que pudiera manejar sola...
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Cuando llegó al hospital, preguntó por el doctor Hernández, a lo cual lo llevaron a su consultorio. Una vez dentro, vio a Krystal acostada en una cama, conectada a diferentes maquinas que constantemente le revisaban los signos vitales. El doctor estaba a su lado revisando si había alguna reacción en sus ojos. Nada.
Al verlo, el doctor se acercó a Rick y le explicó que hace apenas unas horas habían ingresado a Krystal por una situación "anormal". Al parecer, estaba en medio de una expedición en la ciudad de Monva cuando, sin explicación alguna, cayó al suelo. Por más que sus compañeros intentaron reanimarla, no se reincorporó. Entonces la trajeron al hospital.
Le hicieron varias pruebas y determinaron que estaba en un profundo coma, sin que hubiera algún antecedente en su historial. Además, identificaron una sustancia extraña en su sangre, pero sin poder descubrir de que se trataba. Al ritmo actual, puede que nunca vuelva a despertar.
Rick se quedó sin palabras. Debía haber algo que se pudiera hacer. Entonces le preguntó al doctor si tenía algo con ella cuando la trajeron. El doctor le pidió a la enfermera que le trajera las pertenencias de Krystal.
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Pasados unos minutos, la enfermera le entregó a Rick la mochila de Krystal. En su interior, estaba su diario de viaje y un extraño caleidoscopio de color dorado con algunas muescas extrañas a su alrededor. Antes de revisar el raro artefacto, decidió leer el diario.
Kyrstal, como toda exploradora, era muy ordenada en sus notas. Día a día, detallaba los lugares y horas por donde pasaba y los experimentos que hacía. En la entrada de hace un par de semanas, escribió que estaba muy emocionada por haber encontrado una pista para redescubrir la civilización perdida de los Xak, solo necesitaba descifrar el secreto del caleidoscopio dorado.
Rick no sabía si solo era casualidad o cosa del destino, pero la investigación que estaba haciendo era sobre esa misma civilización. Dicen los pocos libros que hay del tema que los Xak eran un pueblo muy avanzado para su época, incluso para la nuestra, llegando a extender su vida de manera casi indefinida... Así que entendía la emoción de su amiga por hacer semejante descubrimiento.
Al pasar las páginas del diario, se enteró que Krystal tenía la clave para encontrar a los Xak gracias a uno de los pocos "descendientes" que sobrevivieron a la gran calamidad que los llevó a esconderse. Al parecer, el caleidoscopio dorado, que la parecer se le denominada Sav, era un artefacto que, si se veía a través de él en tres puntos concretos, marcaría con total exactitud la ubicación de la entrada a la última morada de los Xak.
Kyrstal ya había revisado dos de esos puntos y anotado algunos garabatos al respecto de la ubicación. Justo en la ciudad de Monva se encontraba el último punto... Y es ahí donde se detenía el diario.
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Rick dejó de lado el libro y tomó con cuidado el Sav y le dio un vistazo. Se trataba de un largo tubo de metal con lentes en cada uno de sus lados, con un cuerpo constituido por varios anillos concéntricos que giraban. Era pesado, muy pesado para la construcción tan esbelta que tenía,. Al examinarlo en detalle, se percató de un pequeño orificio en una de las muescas frontales. Hizo girar poco a poco los anillos, teniendo especial cuidado de dejar libre el orificio. En uno de los muchos movimientos que hizo, saltó una aguja de ese lugar.
Ahora lo entendía todo. Krystal había sido envenenada por un artefacto antiguo de una civilización avanzada. Eso explicaba porque la medicina moderna no podía diagnosticar que le había pasado.
Lejos de preocuparse, Rick se puso manos a la obra. Le pidió al doctor que siguiera vigilando a Krystal y le avisara de cualquier cambio. Se despidió de su amiga y regresó a su oficina. Si los Xaz habían creado una sustancia que ponía a alguien en un coma tan profundo, también debieron haber creado la cura.
Rick se prometió que terminaría el trabajo de Krystal: los encontraría y les pediría el antídoto para salvarla.
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