La subasta fue muy promocionada, pero al ser privada, no dejaban entrar a nadie. Teníamos que pasar como fuera para detener a "El león", nuestra ultima oportunidad. El ayuntamiento tenia por lo menos tres entradas, dos de ellas muy bien vigiladas. La tercera era secreta, Claire y yo la habíamos descubierto en uno de nuestros casos anteriores en la ciudad. Esperábamos que los de seguridad no.
Estaba abierto y en las mismas condiciones que la primera vez. Sabíamos que estaría muy obscuro, pero siempre llevábamos linternas para emergencias. Caminamos hasta llegar al otro lado del túnel, que da en la habitación donde se sienta el gobernante a realizar sus deberes.
-¿Por donde sera la subasta?-pregunté a Claire
-Creo que en la sala-me respondió
Corrimos hasta esa habitación, y llegábamos a tiempo. Todos los compradores estaban desmayados en el suelo, también lo estaba el gobernante de nuestra ciudad. Por fin veíamos a "El león" cara a cara. No lo podía creer, se trataba de una mujer la que cometió los robos, y no cualquier mujer, sino una vieja compañera de escuela de nombre Mayra.
-Al fin llegan
-Venimos para detenerte-le contesté
-Lo sé, y me rindo. Fue un buen juego, devolveré todo lo que robe
-¿Por que lo harías?-preguntó Claire
-Porque esto fue solo una forma de entretenerme, estaba demasiado aburrida, al igual que ustedes, por eso planee todo. Las cosa las encontraran en esta bolsa-y la aventó
-Esta bien, pero debes responder a la justicia
-Eso si que no-arrojó una bomba de humo y desapareció entre ella
La dejamos de buscar porque nos había regresado las cosas y era razón suficiente para dejarla en paz.Y tenía razón, nos habíamos entretenido mucho.
Epílogo
(En tercera persona)
Mayra, en la noche, se reunió con su empleador:
-¿Sospecharon algo?-preguntó la figura oculta
-Claro que no, estaban tan ocupados con robos insignificantes que no notaron la desaparición de algo más importante-contesto Mayra
-Entregamelo
Y Mayra le entrego un disco duro
-Con esto, mi plan esta casi listo-contesto la figura, que se revelo como Marlene
-Muy bien, jefa, si eso es todo...
-Lo es, ya vete.
Se fue muy lento, mientras Marlene estaba riéndose malvadamente.
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