sábado, 1 de enero de 2022

Un deseo parte 2

Mientras caminaba a la escuela, Arturo se encontró con Agatha. A ella se le iluminaron los ojos al verlo y corrió a su lado para saludarlo. Arturo se asustó con este gesto y salió corriendo. 

En el salón de clases, Arturo empezó a pensar de nuevo con en el deseo. Solo tenía una oportunidad. No quería desperdiciarla. Al poco tiempo llegó Agatha y se disculpó por asustarlo. Por primera vez, Arturo le respondió la disculpa. Esto la emocionó mucho y se le quedó una sonrisa durante la primera clase.

Mientras pasaban las horas, Arturo fue respondiendo poco a poco a las preguntas de Agatha, hasta que pudo sostener una conversación normal con ella. Incluso comieron juntos durante el almuerzo. 

Terminando las clases, Agatha sugirió salir a pasear y seguir platicando para conocerse. Se detuvieron en un café e intercambiaron historias de vida. Agatha, al parecer, era hija de un médico famoso y de una antigua actriz y siempre estuvo en escuelas con compañeros de hijos de políticos, deportistas, empresarios, etc. Sus calificaciones siempre fueron buenas y sobresalía mucho pero su personalidad tan alegre y sociable chocaba constantemente con las personalidades soberbias de los demás, incluso de los maestros. Así que la cambiaron a una nueva escuela donde no hubieran esos problemas. 

Al escuchar esto, Arturo se sorprendió al enterarse de su historia. No se esperaba que una persona tan diferente a él, que no era para nada sociable y sus calificaciones eran normales, quisiera ser su amiga. Así que le preguntó porque había querido hablar con él.  

Agatha le respondió que era porque lo vio solo. Que notó un aura a su alrededor que buscaba el contacto con los demás pero no la podía encontrar. Necesitaba un amigo. 

Arturo no pudo aguantar las lagrimas. Que una persona pudiera ver la verdad tras sus sentimientos le traía mucha felicidad. Sin pensarlo, la abrazo muy fuerte hasta que dejó de llorar. Luego de eso estuvieron platicando otro rato más.

Ya entrada la noche, se despidieron. Arturo estaba muy feliz por haber hecho su primera amiga en toda su vida. Estaba tan feliz por todo el día que se había olvidado de pensar en el deseo. 

Esa noche, el ser que buscaba concederse el deseo se le volvió a aparecer en sueños. Le preguntó si ya sabía que iba a pedir. Le dijo que aún no, que esperara al día de mañana y tendría la respuesta. Después de eso, soñó con Agatha y todo lo que vivirían el próximo día. 

Pero, al día siguiente no se la encontró camino a la escuela, ni durante las primeras horas. Cuando la estaba buscando por los pasillos, escuchó a dos profesores decir su nombre. Al parecer, Agatha había tenido un grave accidente después de que se separaron y su vida corría peligro.

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